Einstein dijo: «Nunca pienso en el futuro porque llega demasiado pronto». En los últimos dos siglos el mundo ha experimentado innovaciones continuas, pero han sido dos las grandes olas que sustentan esta innovación. La primera de ellas, la revolución industrial trajo consigo las máquinas y las fábricas, la electricidad, el avión, y nuestras vidas nunca volvieron a ser las mismas. Luego apareció, no hace tanto, la revolución de Internet y aportó el poder de la computación, las redes de datos y sobre todo un acceso sin precedentes a la información y comunicación, y nuestras vidas nunca volvieron a ser las mismas.
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¿Dónde nos encontramos actualmente?
Estamos a las puertas de una nueva era, que llaman Cuarta Revolución Industrial, o Industria 4.0. Pero ¿cuál es la causa de esta nueva revolución?, la respuesta está en la conjunción de ambas olas de innovación: Internet industrial.
Es aquí donde aparece la primera de las grandes tendencias actuales, el llamado “internet de las cosas”. Ese escenario donde las personas, objetos o cosas tienen unos identificadores únicos con los que existe la posibilidad de transferir datos sobre ellos a través de la red sin necesidad de interacción entre persona-persona o persona-ordenador. Todo esto ya es posible gracias a la proliferación de sensores conectados entre sí y a la evolución en el tiempo de las tecnologías sin cable y, por supuesto, de Internet. Y no nos equivoquemos, ese fenómeno en auge de conexión de gente, datos y máquinas está llegando ya a la industria, sin duda para quedarse.
La #IndustriadelFuturo está muy próxima
La industria no es un sector con el impacto mediático de otros, pero representa el 15,9% del PIB de la economía española. Conceptos clave como conectividad ayudan a recuperar su ‘sex appeal’. Las fábricas son entornos muy complejos. Manejan miles de referencias y gestionan personas y máquinas. En el mundo industrial, a día de hoy, prima la subjetividad.
Desde mi posición advierto cómo la tecnología debe empezar a transformar nuestro sector industrial y dentro de éste se ha de incluir también el consumo energético ya que juega un papel importantísimo en la economía de las industrias.
Las maquinarias industriales se han de equipar con un número creciente de sensores electrónicos y comunicaciones. Las fábricas deben ir ganando en capacidad de reunir datos suficientes e interoperabilidad entre sus procesos dando lugar a una ingente cantidad de datos. Si algo tengo claro es que todos los actores de una fábrica están continuamente generando información que puede ayudar a mejorar la fabricación y, hasta ahora, se desperdician. ¿Pero sólo datos de producción? Para nada. Son los más importantes pero siempre han de ir unidos a los datos energéticos de consumo de dicha maquinaria en la fabricación de un producto. Un análisis conjunto y cada vez más metódico y sofisticado debe revisar una información más completa y extraer los vectores que permitan operar las máquinas de una forma cada vez más eficiente (producción & energía).
Y es aquí donde aparece la otra gran tendencia de este nuevo siglo, el Big Data. Y vuelve a ser aquí donde el análisis de todas estas grandes cantidades de datos y la gestión de este conocimiento se debe convertir en un factor diferencial para las organizaciones. Las empresas deben ir implementando sistemas Big Data capaces de dar cabida a grandes cantidades de datos procedentes del entorno de fabricación (vuelvo a incidir en la importancia del binomio producción y consumo energético). ¿Pero qué hacer con todos estos datos? Es el momento de hacer el tratamiento y análisis de todos ellos. Estos datos trabajados con “método” y que pueden almacenarse y procesarse en tiempo real desde sistemas de computación en la “nube” ofrecerán grandes funcionalidades y posibilidades para la toma de decisiones. Lo que debemos tener claro es que este tratamiento iniciará un ciclo de feedback continuo que conllevará la mejora del producto y los costes energéticos asociados a su fabricación.
¿Pero cómo protegemos tanta información? Para dar cobertura a todo este proceso de comunicación y transmisión de datos hemos de fortalecer la ciberseguridad (identificación, acceso, comunicaciones y almacenamiento seguros/encriptados) para no sólo proteger aquella información sensible y la propiedad intelectual, sino también a aquellas infraestructuras calificadas como críticas en una industria frente a ataques cibernéticos.
Estamos ante un salto cualitativo en la organización y gestión interna de las empresas. La multiplicación de mecanismos para la conectividad, la aparición de nuevas tecnologías como la conectividad, la computación en la nube, el internet de las cosas y el Big Data ofrecen nuevas posibilidades a la industria, y plantean nuevos retos que sin duda ,en un futuro cada vez más cercano deben abordar.
Esta nueva revolución tecnológica ya está con nosotros. Pensemos en el futuro. Esta vez, sin duda llegará muy pronto.